Escóndete en la playa Bayahibe, situada al sureste de La Romana, que está formada por franjas de playas tranquilas e íntimas alejadas de las multitudes. Bordeada por cocoteros y palmeros, la playa se encuentra a unos dos kilómetros del pueblo donde encontrarás restaurantes y bares.
Las playas son sin duda, una de las principales atracciones turísticas de Bayahibe. Las playas son de arenas blancas y aguas tranquilas cristalinas, típicas del Mar Caribe. Se destacan dos playas:
Playa Bayahibe: playa homónima al pueblo donde se encuentra, es la más concurrida por los lugareños. La playa posee arenas blancas finas, aguas cálidas de poca profundidad, poco oleaje y exuberantes vegetaciones de cocoteros. Hacia el Sur de esta playa se encuentra el Puerto de Bayahibe, donde zarpan las embarcaciones de excursiones a las islas de la zona, como la Isla Saona o la Isla Catalina.
Playa Dominicus: Esta playa se encuentra a 6 kilómetros hacia el sur de Bayahibe. Es la playa donde se encuentran la mayoría de los complejos de hoteles All Inclusive de Bayahibe. Las arenas de esta playa son blancas, algo más gruesas que las de Playa Bayahibe, con aguas cálidas y transparentes, rodeadas de mucha vegetación.
El buceo es probablemente la atracción turística más común en Bayahíbe y es el mejor lugar para el buceo en la República Dominicana. Hay más de 20 sitios oficiales de buceo situados cerca de Bayahíbe y todos son accesibles desde los barcos de buceo de la zona. Bayahíbe se beneficia de las cristalinas y tranquilas aguas del Mar Caribe, que lo hace perfecto para muchos deportes acuáticos como buceo y ponerse de pie paddle. La pesca de altura es otra actividad popular.
Fascinantes reservas arqueológicas submarinas se localizan en la zona hotelera de Bayahíbe. Se han recreado naufragios de galeones del siglo XVIII, para representar lo que una vez descubrieron los biólogos marinos. Restos del barco pirata "La Cara Mercante", comandado por el Capitán William Kidd fueron descubiertos fuera de la isla Catalina en el año 2008, tras este haberlo abandonado en el año 1699 con la finalidad de limpiar su nombre de cargos de piratería. A partir de este descubrimiento surgió el Museo Viviente, que también está disponible como un recurso del campo científico para los estudiantes y profesionales de la arqueología submarina, la biología marina, ecología y geología
Los visitantes podrán también maravillarse ante la colorida vida marina, la formación de corales e inclusive, podrían tener contacto con los amistosos delfines, tiburones gata o los manatíes.
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