Cuando nos vamos de vacaciones, elegimos el hotel por la localización geográfica, el precio y las prestaciones. Pero muchas veces no sabemos todos los beneficios a los que tenemos derecho, y que dependen casi siempre de las normativas que establecen las distintas comunidades autónomas.
¿Tendré acceso a internet? ¿Habrá toallas y albornoces en las habitaciones? ¿Podré pedir una almohada extra para dormir a mi gusto? Y, ¿qué pasa con el champú? Estas son algunas de las principales dudas que nos surgen y que normalmente no aparecen reflejadas en la reserva. La respuesta a todas esas dudas es: depende. Depende de la categoría del hotel y de la normativa vigente.
Por ejemplo, si te alojas en un hotel en Castilla y León, Islas Baleares y la Comunidad Valenciana, el hotel tiene la obligación no solo de prestar toallas sino también de cambiarlas a diario, a no ser que el huésped comunique que no hace falta. En Galicia, por su parte, solo es obligatorio en hoteles desde tres estrellas y bajo petición. No obstante, en todas las categorías es obligatorio cambiar las toallas al menos dos veces a la semana.
La mayoría de los hoteles tienen la obligación de disponer de una televisión en la habitación, aunque en la Comunidad de Madrid y en Cataluña solo es una exigencia en hoteles a partir de dos y tres estrellas, respectivamente, explican en Legálitas. Por su parte, en Canarias tendremos secador de pelo en la habitación de manera obligatoria en todos los hoteles, mientras que en Cantabria y Galicia solo lo tendremos si nos alojamos en hoteles de tres estrellas o más. Murcia y Andalucía reservan estos aparatos a los huéspedes de los hoteles de cuatro o cinco estrellas, aunque esto es una normativa de exigencias mínimas y luego cada hotel puede incorporar de manera voluntaria las que crea convenientes.
Y, ¿qué fue de aquellos recepcionistas que nos despertaban a la hora que les indicábamos a través de una llamada de teléfono? A pesar de que el servicio de despertador cada vez es menos utilizado, puesto que ya que casi todos tenemos un teléfono móvil con despertador, algunos hoteles todavía lo conservan de manera obligatoria o voluntaria. Por ejemplo, Cantabria y Murcia deben ofrecer ese servicio en todos los hoteles independientemente de la categoría, de manera obligatoria, a partir de una estrella.
Desde hace unos años ha cambiado mucho la manera de viajar. La proliferación de plataformas como AirBnB o Couchsurfing ofrece la posibilidad de alojamiento en casas de particulares destinadas al alquiler turístico con precios más competitivos. Estas aplicaciones ofrecen habitaciones, apartamentos o pisos completos, dependiendo del número de personas y del coste.
El precio se establece por día, eso sí de manera general no ofrecen prestaciones como las de los hoteles, es decir, debes llevar el champú, las toallas y el secador de pelo, aunque todo depende del propietario. La ventaja es que el inquilino podrá utilizar todo lo que esté en la casa, podrá beneficiarse de posibilidades como cocinar o poner la lavadora, por ejemplo. En algunos casos estos apartamientos gozan de conexión a internet.
La democratización de la economía a través de internet y de las redes sociales está abriendo un abanico de posibilidades a aquellos que, de otra manera, no podrían viajar por motivos económicos. El problema aparece cuando estas nuevas plataformas carecen de regulación y, en caso de que la haya, existen muchas formas de saltársela. La guerra de los hoteles con estas nuevas plataformas está abierta y no solo afecta al sector del turismo. Los pisos turísticos están provocando una escalada en los precios del alquiler y alejando a los vecinos más tradicionales del centro de las ciudades. Pero este es otro debate.
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